sábado, 21 de febrero de 2009

Apodos y otras yerbas

Me pregunto de donde viene la capacidad de algunas personas que de un golpe de ojo, califican a una persona con el apodo o sobrenombre exacto, no dando lugar a apelaciones. Cualquiera lo puede hacer dirán algunos, despreciando la habilidad, opino que no es tan fácil la cosa, lo único que se me ocurrió, fue comparar a un tipo flaco, delgado y pelado, con una cabeza de  fósforo y no fue nada original por cierto.

Nos reímos a carcajadas junto a un amigo al escuchar la definición que un anciano hacía sobre un hombre semicalvo que trataba de cambiar una rueda de su Chevrolet 400, con firmeza asevero, es igual a una cebolla, casi sin darnos tiempo a preguntar el porqué del apodo, disparo, tiene más pelos en el traste que en la cabeza. Tratamos de parar la risa, cuando remato que a un vecino de unos 24 años le dicen Chupete Blanco, lo miramos con interrogación, él nos miro con picardía, y determino, no se sabe si es varón o mujer.

La seguimos luego

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